Nos transformamos de dos extraños en dos personas que tienen la impresión de haberse conocido por años. Me siento como alguien que vuelve a ser interesante para alguien. Me siento deseada, me siento viva. A las tres de la madrugada me entero que es casado. Me lo dijo él, como siempre honesto; parece increíble pero ya no puedo hacer nada, sencillamente estoy enamorada.
Lo oigo y me derrito como mantequilla en pan caliente, lo veo y se me olvida todo, siempre termino en sus brazos. Cuando estoy a su lado todo tiene sentido, cambiaría mi vida entera por las horas que pasamos juntos. No puede ser malo, es como estar en el cielo.
Una y otra vez oigo historias como éstas en mi consultorio. A veces ambos son casados, o la casada es la mujer y el hombre soltero. ¿Cuál es el secreto del adulterio o la infidelidad? ¿Qué lo hace ser tan divino y tan criticado? ¿Cuál de los dos está disponible, y por qué? ¿Qué ha pasado durante ese instante en que parece haberse replanteado toda la vida como un relámpago?
Precisamente ese es el secreto del adulterio: Hacer que el ensueño sea más fuerte que la realidad, que el ensueño dure más allá de lo posible, renovar la embriaguez cuya sensación no puede reproducir ningún alcohol en la tierra. Los dolores y las alegrías del corazón, del amor, son tan viejos y eternos como lo somos los seres humanos. La felicidad es como una sombra astuta que parece estar al alcance de la mano, que huye cuando nos acercamos, que nos persigue cuando intentamos escapar de ella y que, durante un instante permanece suspendida como un milagro.
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