Ficción al estilo del autor!
No hubo asunto, fiesta, viaje, tarea que no estuviera a mi
lado Lupita. Asaba carnes y comíamos en el jardín, ya fuera en la casa grande o
en la de retiro.
Tampoco había asunto importante en el que no recibiera sus
consejos y apoyo. Por ejemplo, en la UAM una banda de forajidos politicastros
decidió que era hora de que dejara mi lugar. Pretextaron, falsamente, que había
dejado a un grupo sin clases po ausencia.
Esta falsedad la sustentaron manipulando al grupo, ofreciéndoles MB y
apoyo en todo lo que sería el curso de su carrera.
Ingenua, algo romántica y muy talentosa, Extraordinariamente
sensitiva en relación con el sexo, que casi Lupe es mojigata. Y sin embargo es
una de esas rara avis es capaz de amar a un hombre más allá de lo convencional.
Se enamora de la personificación más cabal de Don Juan Lìvingston venía de un
matrimonio aciago en que dos de sus mujeres tuvieron el atrevimiento de buscar
a la familia de la mujer con la que se casaría, una para advertirles que el
matrimonio no sería válido porque no había transcurrido el tiempo legal ytas un
divorcio fulminante y la otra porque llevaba un hijo en su seno. Sacó una
pistola y lo iba a asesinar en un concurrido café. Ahora Li venía de un romance
que duró casi un año y que fue tormentoso, peligroso y estuvo lleno de
vicisitudes. Y de crueldad. Nada quise con Conny porque su madre ne había
hablado a mi celular para suplicarme que le dijera que fuera de inmediato al
hospital del ISSSTE donde estaba
internado su padre. Estaba agonizando y no quería irse sin ver a la luz de sus
ojos, a su adorada hija ganadora de concursos de belleza y madre de sus
queridos nietos…
Lupe se entregó a
este extraño hombre que a pesar de su avanzada edad era un apasionado amante. De
modo espontáneo e inverosímil se entregó a él. Y la sociedad, entonces, d le hace pagar por
ello. Un vecino fue a reclamarle cómo era posible que haya ido a Cuba y que
esté ¡¡horror!! -- demasiado para la envidia y discolería del pobre viejo—que su
vecina esté planenado ir a Europa tras ir a cada rato a Acapulco y a la capital
con su supuesto patrón.
Lupe tiene el valor de regirse por su propio código moral,
una ética fundada en mandamientos no escritos, ni diseminados por iglesia alguna.
Lupe es poseedora de un par de cualidades: lealtad y orgullo. Esa integridad
casi imposible de encontrar en este país, pero extraordinariamente peligrosa por
ser muy escasas las personas que poseen virtudes así. Es una mujer fuera de
este mundo, de este tiempo y muy difícilmente podré encontrarme con alguien que
se asemeje a ella y se aproxime a su personalidad a mil metros de distancia.
Inútil señalar que es un ser discreto y de fina sensibilidad,
Sin duda fue víctima de la llamada libertad de expresión de
un dolido amante.
Por cierto, nunca dejó de guardar la distancia con él, jamás
lo tuteó. Ni cuando estaba furiosa por las ocurrencias de su compañero y,
asimismo, aún en el èxtasis más prolongado lo llamó por su nombre. Aplicaba el término de papi, papito con los
ojos cerrados!!
En fin, en torno al asunto de si Lívinston continuaba en la
UAM, Lupe tomó por él esta decisión que fue definitiva:
---Ya no está usted para pelear. Ni para ir diario a la
Universidad. Yo no puedo acompañarlo porque la altura me da jaqueca. Mejor pida
su jubilación. Le están ofreciendo un millón de pesos de regalo además de lo
correspondiente a la más alta de las jubilaciones por su categoría académica
que es la superior. Le ayudo a hacer los trámites!
Y así fue. Todos los engorrosos trámites los hice bajo la
dirección de mi compañera. Comíamos en los restaurantes Chilis que le
encantaban a Lupita. En tres meses teminamos con una profesión profesorial de
36 años en esa institución que me dio la bienvenida en 1980 tras tres años del
más largo concurso de oposición de la historia. Pero eso es harina de otro
costal.
Entonces, ya con el dinero en la mano quise acabar con las idas
y venidas a moteles. Compramos una casita en frente de un acueducto colonial en
Real del Puente. Pactamos que nadie sabría la dirección y que sería una cabaña
perdida en medio de un paisaje hermoso y atrás de un acueducto colonial por el
cual pasaban los estudiantes riendo y jugando, pero, cosa rarísima, ninguno
miraba a la casita bajo sus pies..
La casa la llenó Lupita de árboles, plantas, flores y
fuentes. También hicimos una preciosa alberca.
Fuimos muy felices. A veces nos poníamos a bailar pegaditos,
apretaditos, mientras le daba unos besos frenéticos y prolongados que le
cortaban la respiración.. Y ciertamente NO
nos la pasábamos haciendo el amor…
Ella prefería regar el jardín, tratar
amorosamente a las plantas dsel mismo modo que su padre le enseñó exactamente
en ese mismo lugar cuando hacía casi 30 años sembraba rosas en este ejido xochitepequense.
Por eso y más le prometí que cuando muriera heredaría la casita rústica. Se
puso así, en una cláusula, en la casa ejidal en el momento de adquirir el
inmueble.
Sobretodo, dejamos de viajar a la capital.
No obstante hicimos un viaje a la Habana y a Varadero.
Llevamos con nosotros a Tom.
Se puede concebir mayor felicidad?
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