jueves, 18 de octubre de 2018

DUDAS


Si algo le impedía a Livingston intentar  seducir a Lupita era la certidumbre de que ella nunca hubiera permitido que una relación laboral se pudiera convertir en amorosa. O mejor dicho si ni siquiera llegó a intentarlo , no fue el respeto a su familia sino el respeto  ala propia Lupita.
 

Sí respeto, casi veneración. Veneración afectuosa por su maldita candidez, su empedernida inocencia y más, más que ingenuidad. No sé cómo expresarlo.  Seguramente consistía en aquella reserva cordial, en esa discreta actitud que raya en seriedad solemne.

Y a pesar de que él le llevaba más de 20 años y tenía la aureola de triunfador en la vida,
 

 la manera cómo Lupita había reorganizado su deteriorada vida familiar y había tomado providencias para salvarlo de la anarquía, le infundían miedo de que lo rechazara y se fuera. En definitiva ese sentimiento le impedía tomar una iniciativa que lastimara su dignidad.

La consideraba vulnerable, y era necesario ayudar a Lupita a conservar su orgullo de ser una trabajadora seria dedicada exclusivamente a cumplir con su deber. Ella no era capaz de soportar una actitud de acoso.

Miraba con admiración la sala perfectamente  ordenad y limpia, ni una mota de polvo en la mesa,. En el piano, en elñ órgano, en las mesitas con sus floreros, estatuas y ornamentos en su sitio. El sillón de blanca piel, de  masaje electrónico tan abultadamente cómodo para escuchar música, rluce de limpio. Los libreros, estantes motrando los lomos de cuero incunables y pastas doradas, en filas ordenadas. Los cuadros de Cuevas, Silvia Pardo, Siqueiros y las reproducciones de pinturas clásicas sospechosamente, aparentemente falsificados en las paredes estaba colgados simétricamente. Ceniceros de porcelana y vidrio cortado, el bar de madera campechana con las botellas de whisky, gin, ron, vinos…. Esas botellas, adornos y piezas de arte, todo, todo está en su sitio.
 


Y sé que ella se ha esmerado en complacerme con esa limpidez y orden; todo eso me tiene contento, satisfecho. Pero quisiera hablarle de que vivimos en una sociedad libre que permite y promueve una vida amorosa libre y que actitudes mojigatas, pudibundas no son comunes…

Pero sé que tocar, con florituras y toda clase de rodeos, estos temas, no le agradarán…Mejor me abstengo!

 

 

 

 
 

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