e espeté a
su marido:
---Doy los
60 mil pesos para que Lupita viva mejor y se haga su propia recàmara y la de
las niñas. No para ti. Tienes una esposa excepcional: inteligente, diligente y,
sobre todo, con una mano izquierda de diplomática.
Él se quedó
muy serio y cerró los ojos humillado y luego le dijo a Lupita que yo lo había
ofendido delibeadamente.
Pero, yo ya
le tenía coraje. Resulta que Lupita me pidió que empeñara un anillo valioso de
un rubí y diamantitos.
José quedó
en que repodría el anillo que supuestamente se había llevado la pareja que la
había recibido como empeño para que con el dinero que dieran pagaran a un
abogado.
Era
importante para José porque se trataba de su hermano que estaba cumpliendo una
condena por haber atropellado a un panadero con un auto que estaba estrenando.
Pero nunca
me devolvió ningún dinero ni me dio anillo alguno:
---Mire
usted, me da mucha pena lo que ocurrió pero pronto lo invitaré a ir a Taxco y
allí escogerá usted el anillo que le agrade para suplir al que nos robaron…
Ahora,
Lupita quería que le ayudara a la construcción de una segunda planta en la casa
donde vivìan hacinados, precariamente, al grado de que la pareja dormía en el
suelo de la tienda de discos piratas que era el negocio que sostenía a una
familia de siete.
Hay muchas
historias de infidelidades. Siempre sale a cuento la rivalidad entre el marido
y el amante. Pero en todo el tiempo de nuestra relación no hubo ocasión para
reproches, pleitos o reclamos. Al contrario formábamos una sola familia en la
que se me consideraba el mejor amigo,
Y no puede alegar ignorancia quien tiene la fortuna de contar con el apoyo de una esposa más capaz para ayudr a le conomía del hogar!
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