Hoy anduve la vieja calle hasta el mercado. La ente de Mérida me empujaba, me golpeaba con sus bultos bazos la repelente gordura de sus deformes cuerpos. Venía de una tlapalería donde el dueño, un gordote alto repugnante chel, no quiso recibir mi dinero que porque no tenía cambio quería que o saliera a busca quien me cambiara el billete.
--- De veras que usted es un mentecato. Si quiere vender sala a buscar cambio no tiene vergüenza al pretender que el viejo cliente salga mientras usted aquí está de huevón, de gritón y de mandón. Váyase al diablo. No le compro nada.
Salí, pregunté a un poli donde estaba otra ferretería y me dijo que cerca del mercado….Y allá me fui.
No más miré el parquecito me acordé de ti. Allí te me perdí y tú para mí...pa` ti fue un calvario. Llegaste a una patrulla, pediste ayuda porque me habían secuestrado. y te llevaron en un recorrido por todo el centro de la ciudad.
Jamás pensé que estarías en esa bizarra aventura. Tan mal pensado que soy supuse que pensaste que a me había adelantado que tú también tomarías un autobús para la pate Norte de Mérida.
Y al llegar a Las Américas, no verte en casa, pensé que no tardarías en llegar.
Grande fue mi sorpresa cuando me contaste angustiada todo lo que hiciste para buscarme por cielo, mar y tierra emeritense...
En verdad pensé que me querías con todo tu corazón!
O di porqué emprendiste esa búsqueda!!